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lunes, 14 de enero de 2013

Por orden de urgencia

Entre los problemas que han llevado al Deportivo a la cola de la clasificación, el más grave es la fragilidad defensiva. Paciência sabe que sin corregir la sangría atrás el futuro no existe y ha empezado por ahí, por lo más urgente. A golpe de pizarra y doble sesión, el luso se esmera en construir a un equipo especialista en frenar al rival y hacer daño sin destaparse.

El siguiente paso será encontrar un once de referencia, una vez que los jugadores que ha pedido estén en condiciones de aportar. La reconstrucción pasa por un orden general, pero hasta el mejor sistema defensivo resulta vulnerable con una vía de agua como la que presenta el Dépor por la izquierda, con un jugador del que apenas se puede salvar el ímpetu. Urge un relevo que dé seguridad a un sector acribillado, con buen criterio, por los rivales.

Pero el problema atrás no es sólo cuestión de corte sino también de confección. Con el plan A, el de recuperar gracias a la presión en el centro del campo y salir rápido hacia el arco rival, el Dépor no sufre. Paciência ha optado por un cóctel de jugadores sacrificados, de gran despliegue físico, y hombres incisivos y verticales. La mezcla ejecuta con solvencia lo que quiere el entrenador. Pero cuando el rival supera el trabajo de presión y el Dépor tiene que empezar la jugada desde la línea de zagueros asoman las carencias constructivas. Los laterales apenas aportan soluciones a la salida de la pelota, mientras que el perfil de los futbolistas de la medular tampoco ayuda a armar juego desde atrás. Terreno abonado para el acostumbrado eslalon de Marchena a golpe de corneta o de regalos al rival en forma de balón en largo. El plan B requiere retoques, salvo que éste sea alejar el balón de la propia portería para dárselo al rival y reiniciar la estrategia defensiva con el plan A.

Las dificultades para mantener la pelota y el gusto por las posesiones cortas con transiciones rápidas pueden meter demasiado atrás al Dépor. Ante la Real, con 0-1, el equipo apenas supo controlar el partido desde la posesión. Siguió corriendo, golpeando, llevando el juego a un ritmo alto en lugar de ponerle cloroformo. Del mismo modo, un perfil más constructivo será necesario cuando el resultado no acompañe y no baste con esperar. Precisiones que Domingos pulirá por orden de urgencia; lo primero, mejorar la cifra de goles encajados, va por buen camino.

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