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lunes, 17 de diciembre de 2012

Juan Domínguez, otra vez

Juan Domínguez fuera de la convocatoria. El canterano, frágil condición, siempre obligado a más, cede su puesto a un André Santos inédito y al que incluso había pasado por la derecha Jesús Vázquez, ahora también desaparecido.

Antes de mandarlo a la grada, en apenas un tercio de Liga Oltra ya había señalado a Domínguez en dos ocasiones. Ni la primera ni la segunda mejoró el Dépor. El entrenador, que quiere tener la pelota, elimina al mediocentro más dotado para guardarla y servirla en condiciones. Sin él, le falta la pausa a un equipo cansado de perder balones en transiciones sin criterio convertidas en contras del rival. Pérdidas que defiende la mitad del equipo porque la otra mitad solo compra el billete de ida. Casi todos los que no vuelven habitan la línea de ataque tras el delantero. Son el club de los intocables. Tres puestos de saldo, dadas la lesión de Salomâo y la decepcionante aportación de Camuñas. Se crucifica a la defensa y al portero, nuevo culpable preferido, pero el origen del correcalles que mata al Deportivo es el centro del campo.

No se trata de discutir la valía de Abel Aguilar. Es más jugador que Bergantiños y Domínguez. Sin embargo, las parejas en las que participa el colombiano se han revelado peores que la formada por los gallegos. No mezcla y termina siendo un verso libre con una función que cuesta identificar, perdido en un derroche de kilómetros que solo a veces sirve para llegar a tiempo.

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