VF es el blog de opinión y análisis de Pablo Muñoz

jueves, 8 de noviembre de 2012

Resetear o seguir huyendo

Las deudas millonarias en nuestro paisaje futbolístico son tan comunes que hemos terminado por aceptarlas como algo normal. Pero la manga ancha con los clubes se ha terminado y el cambio de rumbo de Hacienda hace temblar unas estructuras económicas ya de por sí inestables por su naturaleza insostenible.

El boom de los contratos televisivos hizo creer a los modestos que podían competir con los grandes. Y de hecho, lo hicieron, pero de una forma artificial. Solo unos cuantos clubes en el mundo son capaces de generar ingresos que sostengan la maquinaria en marcha. El resto, se acercó a estos gigantes gracias al dinero de las televisiones. Desinflada la burbuja de los derechos televisivos, el resto de ingresos por taquilla, patrocinios, publicidad, quinielas y merchandising no alcanzan ni para cubrir gastos fijos.

Todavía con sus hábitos de rico, los modestos de la Liga despertaron del sueño con brusquedad. Aplazaron y refinanciaron sus deudas, judicializaron e incumplieron los compromisos de pago entre iguales y, en definitiva, se putearon mutuamente en su doble vida de deudor - acreedor hasta que fueron cayendo, en efecto dominó, uno tras otro. Los procesos concursales, con quitas desmesuradas, terminaron de cavar la tumba de los jugadores de esta economía de casino. Hacienda, mientras, consentía a los clubes acomodando sus calendarios de pago.

La cuestión ahora es saber hasta dónde alcanza la decisión de la Agencia Tributaria de "meter mano" al fútbol. Veremos si se queda en un amago, si el Gobierno se conforma con uno o varios clubes a modo de cabeza de turco o si la crisis aprieta tanto que las medidas se generalizan. De un modo u otro, el fútbol ha de ser consciente de que, sin un modelo sostenible, puede salvar esta pelota de partido, una más, pero estará condenado a encontrarse de nuevo en una situación límite.

Son consideraciones de otro tipo el valor de marca que estas sociedades han conseguido generar o el arraigo social con que cuentan. No son argumentos menores pero, por desgracia, su impacto no tiene cabida en un balance contable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario