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viernes, 30 de noviembre de 2012

Previsible

La velocidad es el factor diferencial en el fútbol. Atacar rápido, ya sea en ataque posicional o al contragolpe, exige una adecuada combinación de destrezas individuales y colectivas. Se necesita capacidad técnica con el balón, mecanismos de ocupación de espacios y, sobre todo, inteligencia en la decisión.

Pizzi, regate vertiginoso, escurridizo en la carrera y exquisito técnicamente, nunca será tan rápido como un control orientado y un pase al espacio. El portugués parece empecinado en rebajarse a chupón de recreo y tirafaltas. Solo busca al compañero cuando la opción individual se agota. Lo deseable sería recurrir a la acción personal solo cuando se agota la opción colectiva. El exceso de conducción amputa los ataques propios convirtiéndolos en contras del rival.

Obviamente, los defectos de Pizzi y otros futbolistas, por más notorios que sean, no son el único problema del ataque blanquiazul. Además de velocidad, el fútbol necesita variedad. El contragolpe, secuestrado por el estilo, es un arma de enorme valía que el Deportivo no domina. Y debería, teniendo en cuenta que cada partido que pasa reduce su posesión, incapaz de imponer su planteamiento. El balón en largo, precisamente principal argumento para desmontar al Dépor, ha quedado degradado a la categoría de recurso defensivo también víctima de la ortodoxia autoimpuesta.

Sin una mayor velocidad y variedad, el Dépor de Oltra es un equipo previsible, hipotecado a cazar puntos a golpe de chispazos de talento. Tal vez no baste.

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