Parecía solo cuestión de tiempo y ha terminado por ocurrir. La
demarcación con menos efectivos de la plantilla del Depor, la punta de ataque,
se queda bajo mínimos con la baja de Nélson, cuya duración revelarán las
pruebas médicas.
El eslabón más débil del escaso catálogo ofensivo parecía,
por su trayectoria médica más reciente, Riki, y sin embargo ha sido Oliveira el
que ha caído. Su pinchazo en el muslo izquierdo garantiza que un hombre que está en la plantilla porque su ficha le impide encontrar acomodo en otro club,
vaya a aparecer en los planes de Oltra. Problemas de una planificación
excesivamente condicionada por la situación de la entidad.
El Deportivo, acorralado por sus deudas, vive al día y sostiene
de forma milagrosa, casi sin apoyos, un proyecto de élite. Con una estructura arcaica centralizada en un puñado de personas, compite con las
primeras economías del deporte nacional y con los concursados, biconcursados y
hasta triconcursados. Son clubes de la liga del Depor que
resetean su deuda de forma periódica para después, a pesar de estar
intervenidos, no sólo moverse en el mercado de fichajes sino hacerlo en
ventaja.
En este entorno, sin apenas margen de maniobra, y tras la
marcha de un tercio de la plantilla del ascenso – Lassad y Xisco, dos delanteros, incluidos – el Deportivo ha logrado armar una plantilla
competitiva aunque con las limitaciones de una planificación tan condicionada. Un riesgo conocido y asumido. Al
final, el “9” era Bodipo.
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