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viernes, 9 de noviembre de 2012

Desproporción sí, pero...

La avalancha informativa de las últimas horas exigía una explicación y Lendoiro saltó al ruedo para ofrecer su versión de los hechos. Quitó trascendencia al proceso en el que está inmerso el club, presentó a la entidad como víctima de la historia y se negó repetidamente a dar el titular, a reconocer que el Deportivo se encuentra en preconcurso. Sus giros dialécticos recordaron, inevitablemente, a Mariano Rajoy y su catálogo de eufemismos para evitar el término "rescate".

Pero al margen de las formas, Lendoiro admitió que el Deportivo ha incumplido el calendario de pagos con Hacienda y que si en cuatro meses la Agencia Tributaria no da facilidades al club, éste será una sociedad en concurso de acreedores.

El de Corcubión defiende la viabilidad de las cuentas y anima a Hacienda a llegar a un acuerdo, argumentando que para el fisco será más sencillo cobrar si el club camina solo. No es cierto. Al contrario, el concurso sería mayor garantía no solo de cobro sino de cobro íntegro de la cantidad adeudada. Lo que la ley dice es que tanto Hacienda como los trabajadores estarían libres de quitas ya que su deuda está calificada como "privilegiada". Vamos, que en la cola serían los primeros. Otra cosa sería lo que llegasen a percibir el resto de acreedores. El argumento, por tanto, se cae.

No obstante, sí es cierto que el embargo casi total de los ingresos del club resulta una desproporción por parte de Hacienda. El Deportivo solo ha dejado de cumplir con el fisco por culpa del descenso, y ha retomado el calendario de pagos una vez recuperada la categoría a pesar de la delicadísima situación de las arcas blanquiazules. El principio jurídico de proporcionalidad responde a la idea de evitar una utilización desmedida de las sanciones y, atendiendo al caso del Deportivo, parece vulnerado. Repuesto el nivel de ingresos con el ascenso, y por tanto restablecida la capacidad de hacer frente al calendario de pagos con Hacienda, el embargo resulta excesivo.

En definitiva, el Deportivo está en manos de Hacienda, que tiene la sartén por el mango, y tal vez en esta ocasión la habilidad de Lendoiro no baste para esquivar el concurso. Las buenas intenciones podrían haber agotado su crédito.

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